El diseño de los productos
La apariencia (diseño) y la calidad de un producto pueden disparar su facturación. Es el valor añadido el carácter diferencial que muchos fabricantes están buscando para mejorar sus ventas y poder competir con la competencia desleal de los «top manta» o con los precios más reducidos de las marcas blancas que comercializan las grandes superficies.
La mejora del diseño y de la calidad de los productos y servicios supone una apuesta de las empresas por la innovación y también conseguir agradar a un segmento posible de compradores cada vez mayor.
Diseño e innovación. La gestión del diseño en la empresa
El éxito de los productos, marcas y empresas está muy relacionado con la calidad de sus procesos de diseño.
Las organizaciones que más crecen son las que, a su vez, demuestran hacer un mejor uso del diseño. Convirtiéndose éste, en una importante herramienta para mejorar la competitividad. El diseño contribuye pues, al aumento de las ventas (contribuyendo decisivamente en la facturación de la empresa) y a obtener mejores resultados en cuanto a la imagen corporativa.
No obstante y pese a ser considerado como un factor muy importante para relanzar el valor de la empresa, pocas lo protegen legalmente. Esto pone de manifiesto que la gestión del diseño aún no está suficientemente implantada en el tejido empresarial español, especialmente en el segmento de las pymes.
La mayoría de las pequeñas y medianas empresas españolas no saben como proteger ni gestionar esta activo (el diseño) que les hace más competitivos y eficaces.
Pese al éxito internacional del diseño español en sectores como la moda o el mueble, la gestión del mismo todavía no está generalizada en las empresas.
Mejorar la competitividad
Acercarse y profundizar en el mundo del diseño en los productos que las empresas fabrican y venden es fruto de la evolución e innovación de éstas.
Adaptarse a las modas, introducir nuevos materiales, integrar a los mejores diseñadores en las plantillas y departamentos de las empresas, apostar por el diseño estético e innovador, cuidar la tecnología de componentes y la investigación y desarrollo… son algunas medidas para ganar en competitividad y mejorar las ventas.
El diseño es una fuente de innovación y competitividad. La función, la utilidad, la facilidad de uso, la adecuación a los procesos de fabricación, la idoneidad de los materiales empleados, la satisfacción de la necesidades de los usuarios, son también objetivos esenciales.
La mayor parte de los consumidores (que demandan productos) de los países europeos, norteamericanos y asiáticos quieren productos de calidad y con un diseño muy cuidado.
El objetivo perseguido es la diferenciación de un producto a través del diseño y crear una marca sólida en segmentos de calidad. Fabricar productos diferenciales o espaciales con el objeto de distinguirse de los competidores (las otras marcas del sector) requiere de creatividad e imaginación.
La importancia del diseño y la sociedad estatal ddi
Dentro del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, la Sociedad Estatal para el Desarrollo del Diseño y la Innovación (DDI) se encarga de definir y aplicar las políticas de innovación y diseño, para que los empresarios españoles sean conscientes de la importancia de estos dos factores para la consecución del éxito de sus productos.
Su misión es poner en marcha políticas publicas de promoción y difusión del diseño y la innovación, considerando ambos factores estratégicos para la competitividad de las empresas españolas.
Entre las actividades del ddi, destacan los programas para promover el diseño entre las pequeñas y medianas empresas.
En un mundo como el actual (globalizado) en el que competir por costes ya no es un diferencial, hay que competir con otros medios y entre ellos está un buen diseño.
Por tanto, el diseño de un producto va más allá de sus elementos puramente estéticos y formales, convirtiéndose en un factor indispensable a cuidar y añadir al producto.
Es por ello, que debe existir una absoluta simbiosis entre empresarios (que deben confiar en el trabajo profesional del los expertos en el diseño) y diseñadores (quienes deben adaptarse a las necesidades de las empresas).
El fruto de un buen diseño puede ahorrar costes logísticos y también incrementar las ventas.